Las personas con problemas de salud mental y su vulnerabilidad
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Por: Antonio Morales
Los trastornos mentales tienen una alta prevalencia en
todo el mundo y contribuyen de manera importante a la morbilidad, la
discapacidad y la mortalidad prematura. El estigma, la exclusión social y las
violaciones de los derechos humanos que ocurren en torno a las personas con enfermedades mentales
agravan la situación. Muchas veces consideramos que quienes padecen de un
trastorno mental no son un grupo vulnerable porque -en ocasiones- consideramos
que al ser autosuficientes de realizar sus actividades diarias, no requieren de
una atención especial.
Antes de abordar propiamente la relación de vulnerabilidad
con los trastornos mentales, me gustaría aclarar cuales son las condiciones que
se establecen para señalar la existencia de vulnerabilidad. Según la
Organización Mundial de la Salud, estas son las condiciones que nos permiten
considerar a las personas con problemas de salud mental como un grupo
vulnerable:
1. Hay que
señalar que ciertos grupos son más vulnerables que otros. Esta vulnerabilidad
generalmente es causada por factores sociales y por el ambiente en que viven.
2. La
vulnerabilidad no se debe confundir con incapacidad, ni los grupos vulnerables
deben ser considerados como víctimas pasivas.
3. Los
grupos vulnerables comparten desafíos comunes relacionados con su estatus
social y económico, el apoyo social y las condiciones de vida, incluyendo el
estigma y la discriminación, la violencia y el abuso, las restricciones en el
ejercicio de sus derechos civiles y políticos, la exclusión de participar
plenamente en la sociedad, el acceso reducido a los servicios de salud y
sociales, el acceso reducido a los servicios de ayuda en emergencias, la falta
de oportunidades educativas, la exclusión de las oportunidades de empleo y
generación de ingresos, y una mayor discapacidad y muerte prematura.
La tasa de trastornos mentales y la necesidad de
atención son mayores entre las personas desfavorecidas. El estigma que rodea a
las afecciones mentales se debe principalmente a conceptos erróneos
generalizados acerca de sus causas y naturaleza, que provoca que la falta de
atención hacia esta problemática. Los problemas de salud mental alrededor del
mundo, son a menudo vistos como manifestaciones de debilidad personal o bien, causados
por fuerzas sobrenaturales. Comúnmente se cree que las personas con afecciones
mentales son perezosas, débiles, poco inteligentes, difíciles e incapaces de
tomar decisiones; también se piensa que son violentas, a pesar del hecho de que
son mucho más propensas a ser víctimas que perpetradoras de violencia (OMS,
2010).
Se estima, que por lo menos una quinta parte de la
población mexicana padece, en el curso de su vida, de algún trastorno mental:
cuatro millones de adultos presentan depresión; medio millón padece
esquizofrenia; un millón de personas tienen epilepsia y la demencia la padecen
el diez por ciento de los mayores de 65 años. En una tendencia creciente de
estos padecimientos, en los próximos diez años la demanda de servicios de salud
mental en México constituirá una de las principales presiones para el Sistema
de Salud (Secretaría de Salud, 2002).
Existen numerosos efectos sociales de los problemas de
la salud mental, entre ellos tenemos (Sandoval De Escurdia, 2010):
a) Ausentismo
laboral. En muchos países desarrollados, del 35% al 45% del ausentismo laboral
es debido a los problemas de salud mental. Estas cifras indican la importancia
y gravedad que los trastornos mentales generan en muchos países.
b) La depresión,
genera la falta de energía para producir y una propensión mayor a las
enfermedades físicas, así como una falta de apego a las responsabilidades
familiares y personales.
c) El alcoholismo
y adicción a drogas, están presentes en la mayoría de las acciones violentas
(homicidios, suicidios, violencia intrafamiliar y social, pandillerismo y
delitos en general, así como contagio por VIH-SIDA).
d) La epilepsia
provoca convulsiones con relativa frecuencia, son impredecibles y es preciso
medicación de por vida.
e) El retardo
mental, la esquizofrenia y los cuadros demenciales dañan la relación del sujeto
con su entorno social y nos recuerdan lo precaria y relativa que puede resultar
nuestra identidad y salud mental.
f) El suicidio es
otro de los problemas crecientes en nuestro país, en 1970, el índice para el
grupo entre 15 y 24 años fue de 1.9 por 100,000 habitantes, en 1997 llegó al
5.9%, un incremento del 212%.
La inclusión de la salud mental como parte integrante
del desarrollo es un enfoque relativamente nuevo para las Naciones Unidas y sus
asociados para el desarrollo. La comunidad internacional está cobrando cada vez
mayor conciencia de que la salud mental es una de las cuestiones más
descuidadas, y sin embargo esenciales, en la consecución de los Objetivos de
Desarrollo Sostenible.
La salud mental es necesaria para poder ejercer los
derechos humanos y participar en la vida civil, social y económica; al mismo
tiempo, el ejercicio de los derechos humanos y las libertades es fundamental
para las personas con discapacidad mental, quienes tienen los mismos derechos
que el resto de los ciudadanos. Por ejemplo, la existencia de obstáculos
relacionados con el acceso de las personas con discapacidad mental a los
servicios de salud, las restricciones a su libertad personal y de movimiento,
la falta de oportunidades laborales, la exclusión de los sistemas educativos,
la participación en estudios médicos sin su consentimiento informado y las
condiciones de vida inadecuadas en instituciones psiquiátricas perjudican su
salud física y mental e impiden el disfrute de sus derechos humanos básicos
(OMS, Estrategia y plan de acción sobre salud mental, 2009).
Se deben encontrar formas para empoderar a los grupos
vulnerables con el fin de que puedan participar plenamente en la sociedad (OMS,
2010). ¿Qué es lo que esto quiere decir? En gran medida retomar la idea que
cualquier persona integrante de un grupo vulnerable, cuenta con sus propios
recursos y fortalezas, en ocasiones las olvidamos o peor aún, hacemos que ellos
no las tomen en cuenta. En medida que un enfermo mental tome conciencia que él es
mucho más que la enfermedad que padece, serán más fácil los procesos de
intervención y adherencia al tratamiento y, en consecuencia, una mejor calidad
de vida para ellos.
Espero que los datos presentados hayan aportado
significancia sobre la magnitud del problema que representa no considerar a la
enfermedad mental como un grupo vulnerable. Muchos de nosotros nos preocupamos
por nuestra salud física -que también es importante-, pero, ¿cuándo
consideramos nuestra salud mental como prioridad? Tal vez en ocasiones ni la
tomamos en cuenta porque pensamos “que no nos va a pasar”, entonces si no
consideramos vulnerable nuestra salud mental, ¿cuándo nos preocuparíamos por
incluir a las personas que no cuentan con ella? Los invito a reflexionar que
tal vez nuestra aceptación e inclusión sería en sí misma una herramienta para
el beneficio de los pacientes con algún trastorno mental.
Referencias
OMS. (2009).
Estrategia y plan de acción sobre salud mental. Washington, D.C., EUA:
Organización Panamericana de la Salud.
OMS. (2010). Salud
Mental y Desarrollo: Poniendo el objetivo en las personas con problemas de
salud mental como un grupo vulnerable. Italia: La Tipografica Varese S.p.A.
Sandoval De
Escurdia, J. M. (2010). La Salud Mental en México. México: Servicio de
Investigación y Análisis, División de Política Social.
Secretaría de
Salud. (2002). Programa de Acción: Salud Mental. México: D.R.© Secretaría de
Salud.
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