La empatía no viaja en los asientos asignados

Colectivo Paideia
15:22

Por: Jezz
Estación Martín Carrera de la línea 6 del Metrobús. Se abren las puertas y antes de que acaben los cinco segundos de tolerancia para subir y bajar del transporte, sube un adulto mayor con bastón en mano, camisa amarilla y sombrero. Sube en la Sección de Mujeres, Personas Mayores y Personas con Discapacidad. Ninguna de las mujeres que vienen ocupando los asientos asignados en color rosa, ni los que están marcados con la gomina de “asientos especiales para personas de la tercera edad, discapacitados o mujeres embarazadas”, le cede el asiento. Llegamos a la siguiente estación y el señor sigue de pie, la mayoría de las mujeres sentadas se ocupan de su maquillaje, revisar sus mensajes en el teléfono celular o dormir. El metrobús tiene que llegar a una tercera estación, cuando una adolescente que se levanta de su asiento para bajar del transporte, es que el señor puede sentarse.

El escenario anterior lo vivo más seguido de lo que me gustaría. Diariamente me transporto en los vagones para “mujeres” -ya sea en el metro o metrobús- que fueron asignados como parte del Programa Viajemos Seguras en el Transporte Público instituido desde mayo del 2007,  e inaugurado el 4 de octubre -del mismo año- por el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México.[1]

Según la página oficial de Inmujeres se trata de: "Realizar acciones institucionales coordinadas, desde un enfoque de género, entre los organismos de transporte público, instituciones responsables de la seguridad pública y de procuración de justicia, para garantizar que las mujeres de la Ciudad de México viajen más seguras y libres de violencia".

De acuerdo a mi forma de pensar y actuar, quisiera que este tipo de programas no fueran necesarios, al contribuir cada unx de nosotrxs a una sana convivencia ciudadana y al respeto por el espacio del otrx, aprender a no acosar (de manera verbal, física o incluso social, como dejar en vergüenza a alguien), ser conscientes de quién necesita el asiento y quién puede estar de pie; porque en los vagones rosas convivimos todo tipo de personas con diversas situaciones y necesidades.

Entiendo que todxs venimos o vamos a algún lugar y muchas veces es cansado o muy largo el viaje, pero ¿en qué momento, al menos en la “Sección de Mujeres, Personas Mayores y Personas con Discapacidad”, nos respaldamos en el color de asientos y en el género de la persona para omitir las necesidades de los demás? Me refiero a que me ha tocado ver mujeres en los vagones rosas que ¡detienen la marcha del transporte!, para decirle al policía que hay un “hombre” -aunque pertenezca a la tercera edad- en la “Sección de damas”… A mí al menos no me causa ningún problema, si él va respetando a sus compañeras de viaje, porque creo en la igualdad y el respeto, pero, ¿en verdad, es necesario interrumpir el viaje y hacer que el policía baje a la persona del vagón? 


Te invito a construir y contribuir con una mejor actitud y convivencia ciudadana, generar empatía a las necesidades de todas las personas  y recordarte que la lucha constante por la igualdad está en todos lados, que para conseguirla es importante trabajar por ella en todos los espacios y, sobretodo, actuar con el ejemplo para poder conseguir una mejor convivencia entre las y los que conformamos la sociedad, para no tener que heredar a las siguientes generaciones: asientos rosas.



Referencias consultadas:

[1] INMUJERES. (2016). Viajemos Seguras. 2017, de GOBCDMX Sitio web: http://www.inmujeres.cdmx.gob.mx/asesorias/victimas-de-violencia-sexual-en-transporte-publico/viajemos-seguras/
2 Gobierno del Distrito Federal. (2014). Ley de Cultura Cívica del Distrito Federal. 2017, de GDF Sitio web: http://www.aldf.gob.mx/archivo-0f05874fac7a0a4b94b9935dd0998eae.pdf





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