Hablemos de ellos: la inteligencia emocional masculina
15:49
Por: Verónica
Estrada
Casi en cualquier
momento y en cualquier lugar, no es extraño escuchar o tener temas de
conversación alusivos a la situación de violencia que hay en nuestro país y en
todo el mundo. Entre ellas no puede escaparse la violencia de género,
especialmente hacia las mujeres; y es que este tema, suena aún lastimoso, pues
ha dejado y sigue dejando huellas imborrables en nuestra memoria.
Sin embargo, en
este momento no pretendo tocar el tema de la violencia hacia las mujeres, sino
revisar algunas consideraciones sobre el actuar masculino y cómo maneja sus
emociones frente a la frustración, que muchas veces lo llevan a actuar
violentamente.
Los medios de
comunicación y algunos programas sociales, nos informan sobre la necesidad de
empoderar a las mujeres -lo que me parece sumamente importante para erradicar
la violencia de género-, pero considero que falta una pieza importante para que
exista un verdadero cambio que lleve a una sana y justa convivencia entre
hombres y mujeres, y es a mi parecer el trabajo con los hombres, para hablar de
ello, tomaré como base la relación entre hombres y mujeres.
Si partimos de la
premisa que las relaciones entre los géneros (masculino y femenino), son el
resultado de una historia cultural, podemos decir que la violencia masculina no
es natural, sino construida culturalmente en los itinerarios vitales de cada
uno de ellos y está presente en sus vidas; muchas veces sin que ellos sean
totalmente “conscientes” de esa presencia que lleva a lastimar y que a la vez
los lastima.
Revisando algunos de los
mandatos recibidos en la construcción de la masculinidad, ésta adquiere
características particulares de acuerdo con la pertenencia a una clase social,
según la identidad étnica, religiosa, la edad y el momento de la vida por la
cual transita el hombre; es decir, “ser hombre” significa cosas diferentes en
diferentes varones, a diferentes edades, en diferentes épocas y en diferentes
sociedades.
Podemos decir que las
decisiones y conductas de los hombres – al igual que las mujeres- están
fuertemente moldeadas por las rígidas expectativas sociales y culturales en
torno a la masculinidad. Existen ciertas expectativas para este género que
comprenden la actividad laboral, presencia del espacio público, participación
política, autoridad, independencia, racionalidad y privación de los afectos. De
éste último hablaremos un poco más adelante.
Según estudios
antropológicos, en todas las sociedades patriarcales – incluyendo la nuestra-
hay cuatro mandatos que los hombres deben cumplir para ser considerados
“verdaderos” hombres:
1.- Ser proveedores.
Este mandato “obliga” a los hombres a ser el jefe de familia, el que lleva el
sustento a la casa, el que mantiene a la familia económicamente. Estos mandatos
muchas veces empujan a los hombres a refugiarse en el trabajo, fuera de casa,
para obtener los ingresos que le permitan ser un buen proveedor.
2.- Ser protectores.
Este mandato le impone al hombre la responsabilidad de cumplir la función de
proteger a las demás personas, especialmente a las mujeres.
3.- Ser procreadores. Este mandato les dice a
los hombres que ser un “verdadero varón” es tener la capacidad de fecundar y
tener hijos. Además este mandato deriva en la idea de que los hombres deben
siempre ser sexualmente activos.
4.- Ser autosuficientes. – La autosuficiencia
tanto económica como en todos los ámbitos de
la vida, significa hacer todo solo
y no necesitar ayuda. El mandato exige no depender ni confiar en nadie.
Es importante señalar
que estos mandatos también son aprendidos por las mujeres y, en consecuencia,
esperan y exigen a los hombres que los cumplan. Si los hombres no cumplen con estos,
sienten que está en crisis su masculinidad y su identidad como hombres.
Ahora bien, ¿en qué
momento se toma en cuenta el lado emocional de los hombres? Los hombres también
son seres emocionales con una gran capacidad de sentir, pero si analizamos las
expectativas y mandatos sociales, en una sociedad machista, los hombres desde
pequeños pierden la capacidad de expresarse emocionalmente, dando lugar a la
pérdida de su salud e inteligencia emocional. Eventualmente, esto llega a
mermar su autoestima e incluso a afectar su capacidad de tener relaciones
personales satisfactorias, sobre todo en pareja. La represión emocional también
aumenta el riesgo de desórdenes psicológicos, entre ellos la depresión y la
ansiedad, además que las emociones reprimidas pueden salir de manera
intempestiva y usualmente se manifiestan en forma de ira y de agresividad ante
una situación frustrante.
Para cumplir con los
mandatos sociales, los hombres tienen empleos a los que deben dedicar una gran
cantidad de tiempo (cada vez más) con el fin de generar los ingresos necesarios
para mantener a la familia. Este mandato muchas veces les impide disfrutar de
otros aspectos de la vida familiar, como el cuidado de los hijos, la relación
de pareja, la propia salud o el ejercicio de otras vocaciones. Por otro lado,
se obligan a ostentar valentía y enfrentar peligro, arriesgándose en el
trabajo, la calle y a reaccionar agresivamente a modo de mostrar su
“carácter”.
Con el afán de seguir
con el tradicional mandato de ser “procreadores” suponen que todo el tiempo
deben desear y conquistar a mujeres, aún cuando implique no expresar sus
verdaderas necesidades y sentimientos, al igual que tomar en cuenta los deseos
de la otra persona, además que para demostrar su “hombría” pueden tener
relaciones sexuales ocasionales y sin protección, ocasionando embarazos no
deseados y enfermedades de transmisión sexual.
Finalmente, en la
búsqueda de ser siempre autosuficientes, creen que pueden solos con todo y que
no pueden equivocarse, lo que les impide tener una reflexión profunda y sincera
consigo mismos para nutrirse favorablemente de la experiencia. Este mandato
conlleva a que experimenten una profunda soledad ante la imposibilidad de
mostrar inseguridad o dudas ante los demás, incluso pueden presentar conductas
abusivas y a causar y causarse sufrimiento a ellos mismos y a los demás. Todo
lo anteriormente expuesto, deja ver que el desarrollo de la inteligencia
emocional, prácticamente es nulo.
Aunque podemos suponer
que un cambio en la concepción de la masculinidad, no es tarea fácil, porque
desafiar estos conceptos tradicionales, implica de cierto modo desafiar su
identidad personal, hoy en día hay más hombres interesados en mejorar sus
condiciones para hacer un cambio en su manera de actuar. Cada vez más hombres
plantean que no se sienten “cómodos” con el papel de “machos” y no están
dispuestos a asumir lo que les exigen los mandatos patriarcales, pues quieren
poder expresar sus emociones, sus deseos, sus problemas, sin que implique ser
“menos hombres”. Sienten un inmenso peso cuando tienen la obligación de estar
siempre dispuestos, activos y exitosos sexual y económicamente. En fin, buscan
elegir su propia masculinidad.
Sin embargo, es
importante tener en cuenta que los hombres no están necesariamente
acostumbrados a participar en experiencias en las que tengan que hablar de sus
vidas, sus sentimientos, relaciones y emociones, por lo que la educación –como
en muchos otros ámbitos- juega un papel fundamental en este cambio. La
motivación para éste, depende en gran medida de las redes de pares, los
mensajes de los medios de comunicación, las políticas, los líderes de opinión y
otras influencias que sigan perpetuando ciertos mensajes sobre las normas de
género.
Podría decirse, que las
personas emocionalmente sanas, se preocupa por aprender a gestionar sus
emociones, a expresarlas sin temor. Son seguras de si mismas y tan seguras que
conocen su fragilidad, son amables, protectoras, sin caer en la sobreprotección
que desemboca en control sobre los demás. Son empáticas, autosuficientes y se
acompañan de humildad, por lo que reconocen sus errores y solicitan ayuda si lo
requieren. Son respetuosas consigo mismas y con otras personas, por lo tanto,
buscan recibir lo mismo. Tienen autocontrol y por ello, prefieren negociar los
conflictos interpersonales para solucionarlos, pretendiendo no ofender ni
recibir ofensa alguna, por lo que los hombres no tendrían por qué prescindir de
estas condiciones.
Estos hombres, sí
existen y son aquellos que están en mejores condiciones para hacer un cambio,
pues cuestionan los modelos tradicionales y participan en la promoción de los
derechos de todos y de todas.
Bibliografía y regencia
electrónica
HOMBRES E INTELIGENCIA EMOCIONAL http://www.sudcalifornios.com/item/temas-masculinos-hombres-emocionalmente-sanos. Mayo 2017
Hombres,
Masculinidades Y Cambios En El Poder: Un documento de
debate sobre la participación de los hombres en la igualdad de género desde
Beijing 1995 hasta el año 2015
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