Responsabilidad y ciudadanía

Colectivo Paideia
15:10

Por: Eurípides Blue

Vivir en CDMX es una tarea complicada, con casi 9 millones de habitantes y una población flotante de aproximadamente 2 millones (según el INEGI), tenemos que convivir y compartir, desde las viviendas, las plazas, los servicios de transporte, salud y otras peculiaridades.



 Por sociedad “moderna” se entiende que esta, con el paso del tiempo, ha “evolucionado” en todas sus dimensiones; sin embargo ¿qué tan conscientes e informadxs estamos sobre la dimensión que compete a las responsabilidades como ciudadanxs?

Para poder introducirnos en esta materia, comenzaremos por definir Responsabilidad. Según la RAE significa “deuda, obligación de reparar y satisfacer, por sí o por otra persona, a consecuencia de un delito, de una culpa o de otra causa legal.  Capacidad existente en todo sujeto activo de derecho para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente”. Por otro lado, tenemos el concepto Derecho como “palabra que proviene del vocablo latino directum, que significa no apartarse del buen camino, seguir el sendero señalado por la ley, lo que se dirige o es bien dirigido. En general se entiende por Derecho, conjunto de normas jurídicas, creadas por el estado para regular la conducta externa de los hombres y en caso de incumplimiento esta prevista de una sanción judicial” (Flores Gómez González, 1986).

En lo cotidiano estos dos conceptos tendrían que mediarse para una mejor convivencia con el prójimo, y podemos preguntarnos: ¿en algún momento pensamos en el derecho de la otra persona antes que en el nuestro? Ejemplos  sobre lo que pasa en esta ciudad sobran, para muestra basta un botón. Tal vez conozcan el proyecto “Ascenso y descenso eficiente de los vagones del Metro” propuesto por la UNAM, donde se buscaba eficientar el servicio de transporte metro, objetivo que puede ser posible si lxs ciudadanxs colaboramos para un bien común. Por desgracia, impera la filosofía del “no sé”, “yo soy primero”, “la verdad no me importa”.

Otro ejemplo. Mientras camino por Reforma, me pregunto si de los 69 millones 900 mil pesos que se invirtieron el año pasado en ciclovías (S/N, 2015)  una parte bien pudo haberse invertido en educación vial para los ciclistas que insisten en transitar por la banqueta, y no conforme con ello, se molestan y hacen sonar sus timbres si no te quitas de su camino.

Durante mis visitas al Centro Histórico no puedo dejar de observar que pese a los semáforos peatonales apoyados por la presencia de un oficial de tránsito, los peatones estoicamente ignoran la señal de alto y al oficial, para pasar, “no’mas tantito” por mitad de las calles, que ya de por si son conflictivas por su ubicación, y en donde molestos conductores tienden a recordarles el famoso “10 de mayo”.

Lo que me lleva a preguntar: ¿por qué somos tan reacios para adaptarnos a nuevas reglas que buscan una armonía ciudadana? Tal vez influya “La sensibilidad del mexicano” que, como describe Ezequiel A. Chávez (Bartra, 2007) opera de distintas maneras: desde nuestras raíces indígenas con una resistencia al cambio -que en algún momento se tuvo que hacer de una manera violenta implementada por los españoles- a resistir hasta que el cuerpo o el alma ya no lo aguanten; pero eso sí, cocinando un odio profundo y oscuro que estalla en los momentos menos esperados, o bien, reaccionando de manera expansiva y agresiva con aquel que consideramos nuestro igual o inferior, como si sacar ventaja del/la otrx, aunque sea insignificante, simbolizara el resarcimiento de años de desigualdad, de crisis económicas, de abusos de poder, de deficiencias educativas, sobrepoblación, de atropellos a los derechos humanos y de la dignidad individual.

Que todo marchara como reloj puede parecer utópico, pero es posible siempre y cuando exista educación y cooperación por parte de la ciudadanía. Se dice que nuestra ciudad es un caos; efectivamente, todxs contribuimos ya sea en positivo o negativo, y lo más alarmante es que nosotrxs estamos formando a lxs nuevxs ciudadanxs. Con cada acción que atropellan los derechos de lxs demás,  enseñamos a nuestrxs niñxs que “para la y el mexicano no importa ser inteligente, culto o leído, lo más importante es ser abusado, para que no abusen de ellas o de ellos” (Loaeza, 2007).

Propiciando una sociedad de personas abusivas con los demás, sin importar que la misma nación les parió, que conviven en el mismo espacio, inclusive la mayoría   comparte las mismas preocupaciones, inquietudes y dificultades económicas.

No quiero afirmar que sólo la educación y la reflexión es la solución a los problemas de convivencia, pero que sí es una parte fundamental en el desarrollo de nuevas formas de articular la sociedad. Yo propongo la responsabilidad como herramienta para una mejor convivencia y evitar la imperiosa necesidad de recurrir a lo jurídico.

Referencias electrónicas
Bartra, R. (2007). Anatomía del mexicano. México: Debolsillo.
Flores Gómez González, F. y. (1986). Nociones de Dereho Positivo Mexicano. México: Porrúa.

Loaeza, G. (2007). El ABC de las y los mexicanos. México: Grijalbo. S/N. (2015). Crónica Ambiental. Obtenido de Crónica Ambiental: https://www.cronicaambiental.com.mx/df/proyectan-52-kilometros-mas-de-ciclovias-en-la-ciudad-de-mexico/

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