Caminos paralelos: mamá y profesionista
11:15
Hablaré de mujeres
que emprenden y que son madres; mujeres que luchan por encontrar el camino de
la realización personal y profesional; y que dentro de ese camino tienen que lidiar
con la culpa y con niveles de exigencia, que en ocasiones pueden incluso
superar su propio bienestar personal.
Tiempo atrás me sentí
culpable porque mis largas jornadas de trabajo no me permitían estar con mi
hijo; hubo un momento en que valoré dejar de trabajar, pero me di cuenta de que
estaba siendo injusta con él -ya que lo culpaba de mi posible renuncia-, y conmigo,
¡me encanta mi trabajo! Al final, decidí realizar un examen de consciencia y
equilibrar lo que realmente quería: por una parte, seguir teniendo un ingreso
para mi hijo y poder disfrutar cada etapa con él; por otra, ser un ejemplo al
trabajar por mis sueños con responsabilidad y buscando la felicidad.
Tal vez, más de una
se vea atrapada en esta disyuntiva: el deseo de seguir cumpliendo con el rol de
madre cercana, sostenedora del desarrollo vincular con sus hijos; y de
responder, a su vez, a sus propias necesidades y metas de desarrollo personal y
profesional.
Somos muchas las
mujeres que trabajamos e intentamos responder de la mejor forma posible a todos
nuestros roles, pero cuando llega el momento de quietud y silencio aparece la
culpa, la frustración, la queja, la demanda y el desánimo. Pareciera que “la sociedad”
y los lugares que hemos ocupado y a los que queremos accesar nos “obligan” a
ser: la madre excelente, la trabajadora exitosa, la esposa perfecta...
Situaciones, que
desde una primera lectura, puede ser vistas como una exigencia del mundo
exterior, y algo hay pero no del todo, ya que considero que las mujeres tenemos
la posibilidad de reconocer en nuestro interior cual es la vida que queremos
llevar y, por lo tanto, que tipo de mujer queremos ser.
Es cuando me
pregunto: ¿Hasta qué punto estamos haciendo lo que “queremos” hacer o lo que
sentimos que “debemos” hacer? ¿Realmente hacerme cargo de todo lo que “yo creo
que es mi responsabilidad” me va a ayudar? ¿Realmente esta responsabilidad es
únicamente mía? A estas interrogantes podríamos responder: hay
que aprender a dar mayor flexibilidad a nuestros roles, compartir como
personas, crecer como madres y como profesionistas.
Como mujeres
trabajadoras tenemos el desafío de preguntarnos cuáles son los vínculos
afectivos y profesionales que queremos priorizar y potenciar, centrarnos en
ellos, y no en lo que catalogamos como “obligaciones”, ya que esta visión es la
que nos hace sentir ancladas en ese lugar: en tener que hacer porque debo y no
porque quiero.
Te invito a ser
feliz, siendo lo que eres y haciendo lo que quieres, tomando tus decisiones y
si hay que elegir, que sea desde ti, asumiendo lo que implica. Se una mamá
feliz, que contribuya a formar personas felices y, sobretodo, que van en busca
de su propia felicidad.
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