Juventu-des-esperanza de participación

Colectivo Paideia
14:05

Por: Nadia Sierra Campos

El Día Internacional de la Juventud se celebra el 12 de agosto de cada año, fue establecido por las Naciones Unidas en el 2000 (Resolución 54/120), como un mecanismo para aumentar la conciencia sobre los problemas que afectan a los jóvenes en todo el mundo.

Se define como jóvenes a las personas comprendidas en un rango de edad que va de los 18 a los 29 años de edad y que actualmente conforman la generación más numerosa de la humanidad. En México, para 2015, información de la Encuesta Intercensal mostró que el monto de la población joven ascendió a 30.6 millones, que representa más de la cuarta parte (25.7%) de la población a nivel nacional, y de ésta, el 35.1% son adolescentes de 15 a 19 años.

Ellas y ellos en número, en composición, en inquietudes y sueños, se consideran agentes fundamentales del cambio social. Su imaginación, ideales, energía y visión son necesarias para el desarrollo de las sociedades, pero, ¿en realidad les ofrecemos todas las herramientas y oportunidades para que se desarrollen? Pese a su importancia, son víctimas del panorama nacional y global de inseguridad, violencia, corrupción, impunidad y pobreza. Pero también, son los destinatarios de una que otra acción o programa que pretende garantizarles educación, empleo, acceso a espacios de esparcimiento y cultura, al medio ambiente e incluso a la política.

No puedo hablar de “la juventud” pues cada persona en ese rango de edad se desenvuelve en un contexto geográfico, económico, social y cultural distinto; lo juvenil además, hace referencia a las producciones culturales y contraculturales que despliegan o inhiben en su andanza diaria; las y los jóvenes diría Duarte (2010), “hacen referencia a los sujetos específicos en su individualidad y en sus relaciones colectivas. La juvenilización es la expresión que adquiere el proceso por medio del cual se construyen imaginarios sociales con modelos de ser joven que circulan en nuestras sociedades.

Por eso este texto habla de JUVENTUDES y también describe cierta esperanza y desesperanza que les envuelve.

Abordar todos los contextos juveniles me llevaría a escribir mucho más en este espacio y sobre todo me obligaría a dialogar y construir con ellxs, de tal suerte que sólo me centraré al tema de la participación ciudadana juvenil.

Numerosos estudios antropológicos, sociológicos y políticos han hecho énfasis en que la juventud se siente excluida y aislada de la vida política en el país al no encontrar espacios de resonancia y eso es parcialmente cierto. Por supuesto que cada vez menos vemos manifestaciones en las calles, panfletos, pronunciamientos que entregar en las esquinas, reuniones cercanas con cotos de poder, pero sí encontramos peticiones con firmas electrónicas en la red, conversatorios virtuales y espacios democráticos como Wikipolítica.

Tal vez quisiéramos ver la forma de participar de los y las jóvenes como lo hicimos las generaciones adultas, pero no sólo los tiempos han cambiado, la red nos ha revolucionado y las tecnologías de la información y la comunicación nos han transformado. Por ejemplo, en la promoción de los derechos humanos toman relevancia las relaciones cívicas, el fortalecimiento de las capacidades y derechos juveniles, la ampliación de los atributos de la ciudadanía en la constitución de las identidades, ya no sólo se trata del derecho al voto a partir de los 18 años de edad, sino que se da importancia a las prácticas sociales que dan significado a la ciudadanía. 

Quizá la política es una cosa aburrida y por eso para las y los jóvenes los discursos acartonados, los principios y estatutos reciclados, las mismas caras al frente de las instituciones y los organismos políticos les dan desesperanza. Pero, qué tal si llamamos su atención a participar activamente a través de Twitter, Facebook, Instagram u otros; si colgamos fotos de sus inquietudes, si “posteamos” las canciones que en versión de reggaetón, heavy metal, punk o trash contienen su protesta social, si damos “like” a sus opiniones y preferencias, es entonces donde encontramos esperanza.

Hoy no sólo en educación y cultura debemos utilizar las redes, la participación ciudadana nos obliga a utilizar los espacios públicos físicos y virtuales, alguna vez las generaciones adultas hicimos nuestras las calles y los muros, las generaciones presentes y recientes ahora deben hacer suyos los espacios en que se desenvuelven desde sus aparatos electrónicos hasta su convivencia cotidiana.

La esperanza radica en que encontremos las nuevas y divertidas formas de comunicarnos con las juventudes.



Fuentes consultadas

Portal de las Naciones Unidas 2017, apartado de celebraciones, días internacionales http://www.un.org/es/events/youthday/. Consultada el 9 de agosto de 2017

Principales resultados de la Encuesta Intercensal 2015. Estados Unidos Mexicanos, INEGI, México, 2016


Duarte, K. y Cáceres, D. (2010). Proceso de Integración Microsocial y Formación de Capital Social. En Capítulo 7 de la Sexta Encuesta Nacional de Juventud. INJUV. Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=19501303. Consultado el 10 de agosto de 2017.


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