Una historia de mujeres y béisbol
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Por: Lucía Velasco
Esta
semana les compartiré sobre una de mis películas favoritas: “A League of Their Own”
(1992), aunque en Latinoamérica la conocimos como “Un equipo muy especial”,
dirigida por Penny Marshall. Cada vez que la veo, no puedo dejar de estremecerme
al pensar en lo grandiosas que han sido algunas mujeres y que la historia jamás
les reconocerá su papel individual en la libertad que gozamos hoy día las
mujeres en general.
La
historia es sencilla: Cientos de chicas, pertenecientes a pequeñas ligas de
softboll, son descubiertas por los cazatalentos en sus pueblos natales e
invitadas a competir para conformar la primera Liga Profesional de Mujeres,
integrada en un inicio por cuatro equipos profesionales.
Las
protagonistas son las hermanas Dottie (Geena Davis) y Kit (Lori Petty), quienes
junto con sus compañeras, entre las que sobresalen Mea (Madonna), Doris (Rosie
O’Donnell) y Marla (Megan Cavanagh),
y que junto con su entrenador Jimmy Dougan (Tom Hanks), nos cuentan del
entrenamiento y la carrera por obtener el campeonato. La cinta, por supuesto,
está inspirada en una historia real.
Independientemente
de que me encantan las películas que narran alguna hazaña deportiva, y en
particular las de béisbol, esta cinta me gusta porque me hace reflexionar lo
que fue para las mujeres de esa generación salir a la calle, tomar empleos,
adaptarse al mundo masculino, probar la libertad y, en muchos de los casos, ya
no soltarla.
Muchas
de esas chicas, como tantas otras en la historia de cualquier país, fueron
educadas para ayudar en la casa familiar, casarse, tener hijos; cuando mucho,
aspiraban a ayudar en la granja o en el negocio familiar, otras no sabían ni
leer ni escribir.
Cuando
pienso en ellas y las imagino jugando con pasión su deporte favorito en falda
–cuantos rasguños y moretones no tuvieron esos brazos y piernas-, tomando
clases de comportamiento y buenos modales -porque el público y los dueños de
los equipos querían que fueran “señoras”-, enseñándose unas a otras a leer y a
cuidar a sus hijos en plena serie mundial y trasladándose de pueblo en pueblo,
mi respeto por ellas crece.
No creo
que ninguna de ellas haya sido feminista, pero imagino que cuando conocieron la
libertad, que ese trabajo y su sueldo les proporcionaban, las vidas de algunas cambiaron,
se dieron cuenta que tenían opciones para vivir sus vidas lejos del hogar
familiar.
Así que
si nunca han visto “Un equipo muy especial” les invito a verla y ser
observadorxs de que las mujeres sí podemos trabajar en equipo y apoyarnos unas
a otras –porque parece que hoy en día muchas lo olvidan- y que en la historia
muchas mujeres nos han demostrado que podemos ejercer los mismos oficios que
los hombres –aunque parezca que a muchxs (hombres y mujeres) también se les
olvide-.
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