De feminismo y otros debates
16:29
Por: Nadia Sierra Campos
El feminismo es un tema polémico. Las discusiones a
favor o en contra se presentan en comidas, reuniones, foros o medios de
comunicación; quizá por ello, debamos saber un poco acerca de este movimiento
social.
En México, los movimientos feministas no son homogéneos.
Existen grupos radicales y otros integrados a la participación política e
incidencia pública. Otras más se escoden por temor a ser reprimidas al aceptarse
feministas. Tenemos pluralidad de feminismos y, por supuesto, de debates.
Pero, ¿qué es el feminismo? Para clarificar debo decir
que las feministas no le hemos declarado la guerra a los hombres. Las
feministas no somos amargadas ni insatisfechas. Nos gusta el humor, la risa,
pero también nos duele la tragedia de miles de mujeres y hombres víctimas de
diversas violencias. No todas somos pro-aborto, pero sí pro-decisión, porque
las mujeres somos dueñas de nuestros cuerpos, nuestra sexualidad y maternidad.
No todas somos lesbianas, pero si algunas lo son… ¿qué más da? Son mujeres
hechas y derechas.
El feminismo no es la antítesis del machismo, porque
al contrario de este, los feminismos no se basan en la lucha por el poder, sino
que buscan la igualdad, para tener la misma manera de vivir y cohabitar en el
mundo. También, el feminismo es una forma de mover ideas y transitar por los
conceptos – es
decir, analizar el género, la perspectiva de igualdad de género, lo que
significa el femenino o el masculino- de romper prejuicios, estigmas y
estereotipos, de acabar con conceptos arraigados, de pensar por y para la
humanidad.
Las personas feministas defienden a todas las
personas. A las de aquí, a las de allá; a las pobres, a las de clases sociales
privilegiadas; a quienes leen y a quienes no saben leer; a heterosexuales y a
homosexuales; a las personas trans –a quienes no les gustan las etiquetas de la
identidad o la orientación sexual- y las queer - teoría de las
sexualidades en la que las personas no se identifican masculinas o femeninas-;
a las personas mayores, a los jóvenes, niñas o niños; a las personas indígenas
y a las migrantes. En resumen, las personas feministas defienden los derechos
de la diversidad y la pluralidad.
Los feminismos sirven para cuestionar a un mundo que
alguien pinto de rosa y azul, para meterle claro-oscuros, multicolor y una
serie de matices que permitan entender que la humanidad piensa, razona, siente
y se comporta de muy distintas maneras, pero que es un conjunto de personas que
podemos, en la complejidad y la diferencia, aprender a convivir. Esta ideología
mueve la razón para impedir que se fosilice un discurso de miedo u odio.
En una serie de cuestionamientos, el feminismo coloca
a las mujeres en su contexto y en el mundo cuando está claro que las mujeres no
pueden vivir en la misoginia a cada instante: como cuando en la pareja se reproduce
la invisibilidad del trabajo que implica la reposición diaria de la vida,
cuando en la escuela se privilegia sólo una mirada sobre el mundo, cuando en la
calle las mujeres aprendemos a sentirnos inseguras con los primeros piropos,
las primeras agresiones o cuando comenzamos a caminar, opinar, comprar o jugar.
La doctrina feminista trata de atravesar críticamente
una moral patriarcal -organización social en la que la autoridad es ejercida
por el hombre- de las exclusiones, de los exilios, de las orfandades y de las
guerras, una moral que nos gobierna hace siglos. Luego entonces, los feminismos
llegan a la modernidad ocupando los espacios, públicos y privados, para
explicar que son de todas y de todos.
Al final ser feminista, tener una amiga, hermana, madre
o compañera de trabajo feminista no debe asustar; por el contrario, debe
enorgullecernos el hecho de que mujeres cotidianas, de ayer o de hoy, no
simulan o toleran exclusiones, que llegan al mundo para conquistarlo,
compartirlo y vivirlo.
Los feminismos son un modus vivendi que nos enseñan a trabajar por y para la igualdad.
Nota: Para quien quiera conocer sobre la historia del
feminismo, y sus principales corrientes, puede buscar textos clásicos como A vindication of the rights of woman, de
Mary Wollstonecraft; La vida, de
Flora Tristán (franco-peruana del feminismo socialista); El segundo sexo o La mujer
rota, ensayos de la filósofa Simone de Beauvoir; o El género en disputa. Feminismo y subversión de la identidad, de
Judith Butler; hasta textos contemporáneos como Todos deberíamos ser feministas de Cimamanda Ngozi Adichie o La pasión de ser mujer de Susana
Frouchtma y Eugenia Tusquets.
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